
El camarógrafo sueco-argentino Leonardo Henrichsen tenía 33 años cuando filmó su propia muerte en Santiago de Chile. Había sido enviado a cubrir la compleja situación que envolvía al gobierno del socialista Salvador Allende y tuvo que enfrentarse al “Tanquetazo”, un intento de golpe de Estado liderado por el Teniente Coronel Roberto Souper.